
En Mexicali, la escena es clara: los ciudadanos han elegido un símbolo que trasciende lo culinario para expresar su descontento con la gobernadora Marina Del Pilar. ¿A qué le tiene miedo, Marina del Pilar? ¿A la lumbre o a la Parrilla a la que la a arrojado Donald J. Trump?
Los Cachanillas no tienen miedo a que se les queme la carne ya están cansados del incendio que hace la Gobernadora y las quemadas nacionales e internacionales que Marina del Pilar le hace a Baja California.
Hoy, en una manifestación pacífica, un grupo de habitantes se reunió para compartir una carnita asada, no solo como un acto de convivencia, sino como una forma contundente de protesta. Este evento, más que un simple banquete, se erige como un grito colectivo demandando la revocación de mandato, reflejando el profundo malestar social ante una administración que muchos consideran corrupta y plagada de irregularidades. Sin embargo Claudia Sheinbaum Pardo no lo mira de esa manera porque ella tiene otros datos.
La elección de la carnita asada como vehículo de protesta es significativa. En una región donde este platillo es emblemático, se convierte en un medio para unir a las personas, recordando que la lucha por la transparencia y la justicia es tan esencial como la cultura gastronómica de la comunidad. Los asistentes, con carne al fuego y voces alzadas, buscan visibilizar un repudio generalizado hacia un gobierno que, según ellos, ha fallado en sus promesas y responsabilidades. Y que quede claro que no es la comida China el platillo y la gastronomía es la carnita asada.
Las irregularidades en la administración de Marina del Pilar han desatado una ola de críticas. Desde el desvío de recursos hasta la falta de atención a necesidades básicas, los ciudadanos sienten que su confianza ha sido traicionada.
Los Bajacalifornianos rechazan la narrativa institucional que a menudo insiste Marina del Pilar decir en sus conferencias que la inseguridad va disminuyendo y ver qué en Mexicali la inseguridad y el narcotráfico prolifera como los platillos de comida china, el avance de la seguridad en Baja California es tan rápida como la construcción del monumento del Cocinero Chino.
Mexicali exigen un cambio real, materializado en acciones concretas y en la revocación de quienes no cumplen con su deber. Un llamado claro: la política también se puede saborear, y hoy, se sirve en forma de carnita asada.